Supongo que atendiendo a la “normalidad política” que quieren meternos en vena, si se presentaran a una alcaldía franquistas de la vieja guardia con delitos de sangre (algo improbable porque ya están muertos o a punto de cascar) tendríamos que aceptarlo, del mismo modo que hay que aceptar que etarras convencidos y no arrepentidos con delitos de sangre a sus espaldas, se presenten incluso en localidades en las que residen sus víctimas. Como dice Irene montero, con ese desparpajo tan suyo, tendríamos que ser respetuosos con las decisiones de un partido político que ya no mata, sino que ejerce la política.
Por el mismo razonamiento, tendríamos que admitir que un
sujeto condenado otrora por violación o maltrato, decida presentarse a una
alcaldía, incluso si en esa localidad residiera alguna de sus víctimas. Total, ya
no volvió a violar o a maltratar, y por tanto, si su partido político de mierda
estima oportuno presentarlo de candidato, como afirma Irene montero en el caso
de HB, tendríamos que respetar esa decisión… ¿no? Algo así como las gallinas
que salen por las que entran.
No sé, a lo mejor es que soy franquista de cojones y por eso
pienso de un modo tan retorcido, a pesar de las collejas que propiné a los
niñatos de Fuerza Nueva cuando estudiaba en el instituto y consideraba al Ché
como un héroe y, más adelante, a Sade Adu como mi amor platónico.
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