El gobierno chachi pirulí español pide perdón a México por los crímenes cometidos por los españoles a su llegada en el siglo XVI. Pregunto: ¿existía México como tal, como para transigir a las exigencias del gobierno mexicano? En cualquier caso, como posible descendiente de uno de los pobladores prefenicios, asentados en el lugar hoy conocido como Cádiz, veo en esta iniciativa folklórica, una oportunidad estupenda para exigir lo propio.
Estaban mis ancestros fundiendo bronce en una fragua
caletera, cuando llegaron unos tipos muy morenos en unas embarcaciones de casco
panzudo y redondeado llamadas gaulos. Preguntaron dónde estaban las vetas de
bronce y a cambio les dieron, entre otras cosas, la moneda y el alfabeto, dos
armas de destrucción masiva en estado latente que nos pasaría factura con el
tiempo, con lo bien que se vivía en pelotas e ignorantes de todo.
Al principio, todo era buen rollo. Mis ancestros empezaron a
coquetear con los morenos y las morenas de Tiro, origen híbrido que dio lugar a
la cultura tartésica y, posteriormente, a la púnica y a todo el compendio íbero
de edetanos, layetanos, oretanos y los que se la pillaban con las dos manos.
Pero al cabo del tiempo la cosa se torció, y en vez de
gaulos provenientes del Levante, aparecieron otras naves: las hippos,
embarcaciones con priapismo, es decir, con un espolón en la proa que quitaba el
hipo a quienes se veían embestidos por el costado. Un tal Amílcar Barca – Rayo para
los colegas- dejó Cartago sin blanca con tantas guerras, y decidió tirar de los
yacimientos de plata de la Península Ibérica, eligiendo La Caleta de Cadi Cadi
como base de operaciones, tonto que era el tío. Así, entre tortillita de
camarones y erizos, expandía el imperio infringiendo sufrimiento a los
pobladores autóctonos.
Así pues, con estos antecedentes, deberíamos exigir al
gobierno tunecino, que pida perdón por el sufrimiento al que sometió a los
pueblos íberos, en particular a España, aunque como México en el siglo XVI, España
no existía como tal, y el que suscribe, lo mismo es descendiente de
cartagineses o de la etnia bantú, en vez de turdetanos, edetanos, layetanos o
los que se la pillaban con las dos manos. Algo así como la presidenta de México
Sheinbaum, cuyos papás eran de Lituania y Bulgaria, pero se las da de azteca
indignada, obligando a que España pida perdón a México, y por ende, a ella
misma.
Ya puesta, Sheinbaum (el árbol bonito) podría exigir a
Lituania que pida perdón, cuando siendo el Gran Ducado lituano, invadió en los siglos
XIV y XV los territorios eslavos orientales, provocando el sufrimiento en los
pobladores rutenos, tiempos en los que los aztecas aún eran felices ofreciendo a
los dioses sacrificios de miembros de otras tribus e incluso niños que,
gustosamente, se dejaban arrancar del pecho sus corazones latentes, hasta que llegaron los
españoles a joder la marrana… con lo bonita que era esa tradición.
Puestos a pedir perdón por las “atrocidades” del pasado,
habrá que elaborar una lista de cojón de mico que se va a cagar la perra. Tanto
es así, que lo mismo España tendrá que pedir perdón algún día, por la última
puñalada trapera que le han dado al pueblo saharaui al dejarlo en manos del tal
Mohamed y de los intereses geoestratégicos de los Estados Unidos de Trump. Me
pregunto dónde está ahora la izquierda chiripitifláutica española, españole y
españolo, a los las les otrora se daban golpes de pecho por la independencia
del pueblo saharaui. Por qué no envían una flotilla de dromedarios con
activistas gritando "Freedom for the Sahrawi people" a su paso por el
moro. Al menos allí tendrán el costo a mano y podrán probar los alfajores de los
antidisturbios marroquís mientras los las les ponen mirando pa Cuenca.
No hay comentarios:
Publicar un comentario