LUNA LLENA (La noche que me cautivó)
“Luna llena, invisibles son los hilos que manejas… Luna llena, siempre envuelta en un halo de lunática tristeza…”
Siempre me ha fascinado la luna, sobre todo a partir de aquel día, el de mi primera salida al monte en solitario, cuando contaba con unos diecisiete años. Recuerdo la primera noche, noche cerrada en las primeras horas. Me introduje en mi pequeña tienda de campaña, algo sugestionado por eso de que estaba completamente sólo en las inmediaciones de un pequeño y oscuro bosque, al pie de la falda de la Sierra del Pinar (Grazalema).
Dormía en el saco junto a mi enorme cuchillo de monte, a mano por lo que pudiera acontecer, cuando una potente luz que atravesaba la tela de la tienda me despertó. Acojonado pensé, ahí fuera hay un cabrón merodeando con una linterna y lo mismo quiere joderme la existencia, así que agarré el cuchillo y empecé a abrir con cautela, primero la cremallera del saco y después la de la tienda, con cierto cánguele pero lo suficientemente templado como para vender caro mi pellejo.
Mas, cuando por fin asomé la cabeza, quedé fascinado por mi visión. Era una luna llena plateada e inmensa que emergía tras el macizo rocoso del Pinar. El macizo parecía estar nevado debido a los reflejos de la luna, y el oscuro bosque se aclaró aflorando largas sombras, oculta entre las cuales una lechuza emitía su característico “huhù”
Me fascinó tanto aquello que perdí el sueño y el miedo a lo desconocido, y me interné por aquel paraje acompañado por la taciturna luz lunar y por supuesto, provisto de mi enorme cuchillo de monte, no fuera que además de la luna, hubiera algún lunático suelto.
Con el paso del tiempo y la experiencia caí en la cuenta de que podía caminar solo por el monte sin miedo alguno, porque a fin de cuentas el lunático suelto era yo, manejado por los hilos invisibles de aquella fascinante luna llena.
Que magia encierra la luna, enlazaré tu blog en los blogs más "pa´ya" de la Rigerta, un saludo desde Tomara que tu viera.
ResponderEliminarLo cuentas de tal manera que dan ganas de salir ahí fuera a disfrutar del paisaje.
ResponderEliminarComparto tu experiencia porque me encanta ese tipo de actividad...y más en soledad.
Compartirlo con alguien está bien, pero la magia se pierde un poco, pues lo que llena es esa soledad extraña, una verdadera soledad...que paradójicamente se convierte en la verdadera compañía de la naturaleza que nos dio a luz.
El machete no es tontería. En una ocasión tuve que hacer uso de él cuando teniendo 22 años y haciendo lo mismo que hacías tú, pero atravesando León a pie de Este a Oeste.
Se nos hacía de noche. Éramos tres, tres chavalines. Decidimos acampar en la era de un pueblo que se llama Vegacervera (jamás se me olvidará).
Estando acampados y a las 2 de la mañana unos locos con su coche comenzaron a derrapar entorno a la tienda. Veíamos las luces de los coches acercarse y sentíamos como derrapaban antes de chocar contra nosotros. Así que no me quedó otra que salir de la tienda con el machete de cazar bisontes en mano y sentarme afuera. Mis dos amigos también salieron, pero ellos estaban más amedrentados. Eran estudiantes poco lidiados, un médico y un arqueólogo... Yo acababa de salir del TEAR, jajajaja. Pequeño pero matón.
Se bajaron de los coches y empezaron a dar vueltas alrededor de la tienda, como en una escena de indios. Cantaban, saltaban y bebían. A ellos se añadieron otros que vinieron del pueblo. Estaban borrachos. Les avisé de que si alguno se atrevía a tocarnos, probablemente nos lincharían, pero al primero que se acercara lo degollaría sin miramientos. Finalmente y después de una hora dando vueltas y jodiendo la paz del campo, se marcharon...y pudimos dormir tranquilamente.
Parece que entraron en razón...
No sé qué hubiera pasado si en vez de dos amigos hubiera estado con una chica...pero te puedes imaginar...
Te aseguro que el primero que se hubiera acercado se habría llegado un grato recuerdo para el otro mundo.
En el campo nunca sabes lo que va a pasar...y es cierto que los animales no te van a hacer daño. Son los humanos los peligrosos.
Joder paisa, cuántas cosas tienes que contar...
ResponderEliminarComo buen cancer, mi planeta es la luna e influye en mí, me gusta mirarla en todas sus fases, allí colgada con su estrella haciéndole compañía. ¡Tán cerca y tán lejos!
ResponderEliminarAbrazos luneros.