domingo, 14 de septiembre de 2025

TRANSGRESORES DE PANDERETA

Sin llegar a saltar, se pavonean al borde del abismo, creyendo que su mera presencia allí es un desafío a lo establecido. Sus actos, desprovistos de creatividad o genuina audacia, son el eco distorsionado de rebeldía que ejercieron otros, que llegaron a pagar incluso con sus vidas. Son el ruido de una lata vacía; resuena cuando le das una patada, pero no contiene nada. Son impostores.

La transgresión en los movimientos artísticos, en la política, en los movimientos sociales, etc. requiere ingenio, valentía y conocimiento de las reglas que se pretenden romper, ingredientes de los que adolecen quienes se venden como transgresores sin serlo. Revelan inseguridad, complejos y sucumben al ridículo. Si tienen éxito, es porque prosperan en ámbitos en los que impera la mediocridad. En lugar de subvertir con inteligencia o verdadero compromiso por la causa que sea, recurren a la provocación burda, al paripé, al activismo de salón, en un patético intento de enmascarar su falta de creatividad y la pobreza de su mundo interior.

Es lo que se prodiga en estos tiempos a la velocidad de la luz, la transgresión de pandereta de cara a la galería, en algunos casos, como en este país, subvencionada con dinero público. Es lo que me toca los cojones, de otro modo, me la traería al pairo.

miércoles, 10 de septiembre de 2025

LA ATIFAMA

Del casoplón en Galapagar al colegio privado, ¡ja! Y qué careto les queda a sus correligionarios. ¿Despabilarán o seguirán anestesiados por la doctrina?

Se entiende la maniobra. Es la misma que hacen todos los que tienen dinerales, entre ellos, los de la clase política bien posicionada. Por eso deberían hablar con la boquita prestada, sobre todo los que enarbolan banderas proletarias.

Los gobiernos de derechas tienden a sobrealimentar la enseñanza privada porque saben que sus hijos se van a educar por ese camino que, además, tiene sus propias puertas giratorias. Como son de derechas, no se andan con complejos en ese sentido. Pueden pagarla, y si además ahorran costes financiándolas con dinero público, mejor que mejor, más dinero para la saca doméstica.

Los gobiernos de izquierdas lo tienen más complicado, porque la ideología les exige lo contrario, aunque en el fondo no les interesa. ¡¡Enseñanza pública forever!! Sí, pero que no sea de mucha calidad, que luego espabila la clase obrera y no podemos medrar todos.

¿Qué hacen, pues? Meter unas carguitas de profundidad para debilitar la calidad de la enseñanza, bajando el listón del rendimiento del alumnado o expulsando del repertorio a la filosofía y las humanidades para reemplazarlas por otras que, más que formar, ideologizan por no decir idiotizan. Además, intentar obstaculizar la enseñanza concertada, porque es mejor que el Estado tenga el control absoluto de los parias en materia de educación. El último invento se llama LOMLOE y el resultado les viene de perlas: analfabetos titulados, fácilmente manipulables. Tanto es así que la LOMLOE debería llamarse ATIFAMA, que suena igual de bien, pero es más precisa. Ellos meten su cuñita, y lo de la no financiación de la enseñanza pública se lo sacuden a las derechas.

Así que el de Galapagar lo tiene claro: los nenes a la privada, mil quinientos al mes, aunque, a ver qué hacemos con la hemeroteca de cara a nuestros votantes. ¿Recurrirán de nuevo a consultar a sus militantes, en plan: "casoplón sí, o nos vamos"? Dudo que se atrevan, pero me apuesto un cojón a que volverían a salirse con la suya si recurrieran a la votación asamblearia. La ATIFAMA (analfabetos titulados fácilmente manipulables) hace milagros en estos casos, y el surtido de imbéciles es nutrido, tanto para las izquierdas como para las derechas, que en estos asuntos van de la mano.