martes, 17 de junio de 2025

¡Oh Capitán! ¡Mi Capitán!

 Paiporta 3 noviembre de 2024

“¡Oh Capitán! ¡Mi capitán! Nuestro terrible viaje ha terminado; la nave se ha escarallado, hemos ganado el premio buscado; A tomar por saco está el puerto, ya oigo las sirenas de la poli, la gente cabreada; Mientras los ojos desorbitados siguen el destrozo provocado en toda la línea de crujía.

¡Oh Capitán! ¡Mi Capitán! ¿A dónde va mi capitán? ¡Que no es por ahí! ¡Que los reyes están por allá! La madre que te parió, capitán…”

El que huyó despavorido, es el que ahora se autoproclama capitán para coger el timón del barco, que ya no navega un carajo. Mister yo. Mister son las cinco y no he comido. Mister, no me he dado cuenta de lo que pasaba, porque los pseudomedios me hacen bulling. Mister yo sufro. Mister yo me amo mucho.
Nos quiere hacer creer, que será él quien salve a los españoles de sí mismos, quien evitará que se equivoquen a la hora de votar. Pedro Schettino, capitán del Costa Discordia, que le metió un leñazo a la obra viva de su barco dejándola muerta, por querer enseñar al pasaje las deslumbrantes luces de su Arcadia progrechachi, mientras dejó el timón a sus segundos de abordo, piratas de vocación, que ahora cantan La traviata para evitar la horca.
Será ¡Oh capitán! ¡Tu capitán! el que, cuando le llegue el agua a los huevos, que ya queda menos, abandonará el buque como en Paiporta y dirá aquello de, esto no va conmigo, dicho anteayer mismo, y que coja el timón la madre ultraderechista que os parió.

 

 

sábado, 14 de junio de 2025

EL DIBUJO DE DOMI

El dibujo lo ha hecho mi nieto Domingo. En él estamos representados de izquierda a derecha, su abuela Inma, él mismo, el que suscribe el texto, y el pequeño Diego. A mí me ha puesto unos bíceps sobredimensionados que llegan hasta la línea azul que representa el cielo, y algo de barba, no demasiado, para no romper la sonrisa conjunta de los cuatro, además de la del astro rey, que luce con gafas de sí mismo.

Debo reconocerlo, me congratula que me haya representado con esos bíceps descomunales, en vez de como la clásica estampa del abuelillo encorvado y con bastón. Pero no crean que esto es gratuito. Para ganarse el reconocimiento con esos bíceps de súper hombre de la Marvel, hay que superar duras pruebas físicas, como el lanzamiento de nieto al agua, zafarranchos en casa jugando a mil cosas mientras vas recogiendo otras mil, y el transporte de ambos de manera simultánea… ¡Uelo! ¿me subes en los hombros?... ¡uelo! ¡uelo! ¡yo también!  Y allá que va el uelo con el mayor en los hombros y el pequeño en la espalda, recordando que cargar con una mochila Altus durante kilómetros en mis tiempos mozos, no era para tanto.

Un psicólogo le sacaría más punta al significado del dibujo de Domi, pero no me cabe la menor duda, de que la conclusión que podría extraer iría en la línea de que se trata de dos criaturas muy felices… Sonrisas, sol radiante, cielo azul… y los bíceps del uelo, qué cojones.