Viajar se ha convertido en una vulgaridad
similar a la de ir a un centro comercial durante los días de rebajas. El
concepto "escapada" se ha ido a la porra. Ya no se puede escapar de
lo mismo que tenemos aquí, empezando por la gente, por recóndito que sea el
paraje.
No queda prácticamente nada por descubrir,
la gente compra paquetes de viaje para que se lo descubran todo, y el turismo
se ha convertido en una plaga de langostas que arrasa ciudades y parajes
naturales. Consumismo puro y duro para plantar banderitas en un mapa y colgar
fotos de uno mismo con el mundo como actor secundario.
La figura del viajero prácticamente ha
desaparecido, la persona que salía a descubrir por sí misma y a empaparse del
mundo de forma reflexiva y respetuosa, sin hacerse notar demasiado.
Ahora se impone el turista ruidoso y
compulsivo, el que va a donde todos van para mostrarse a sí mismo ante un mundo
del que apenas comprende nada, porque está centrado en contar que está allí, en
vez de contar lo que ve allí, entre otras cosas porque no sabe cómo hacerlo, ni
con una cámara, ni con palabras.
Este planeta ya no es para ti desde el
instante en que lo convirtieron en un parque temático. Lo siento por ti
viajero. Échate a un lado, que te aplastan las hordas de selfi y jarana, de
sitios virales y colas para degustar la gastronomía viral. Todo hoy es viral,
de virus, en definitiva, una plaga. Lo siento por ti viajero, y por mí.
domingo, 5 de mayo de 2024
ADIÓS VIAJERO.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario