PARAISO ANTISISTEMA.
España es el paraíso del antisistema. No hay nada más cómodo
que ser antisistema beneficiándote de la parte del sistema que te interesa, y
rechazando la que no.
Por ejemplo, puedes permitirte invadir una propiedad
privada, no ya de un banco, sino de un propietario del montón, y permanecer
como mínimo seis años en su interior. Y luego ya se verá, que queda chicle por
estirar. No pagarás un duro de alquiler, ni luz, ni agua, lo cual te permitirá
contratar un servicio de alarma para que el propietario no te ocupe la casa
mientras, pongamos por caso, te vas de vacaciones a Ibiza. Si el malévolo propietario
osara vulnerar tu espacio ocupado, el sistema en contra del cual estás para lo
que no te conviene, se encargará de protegerte, metiéndole un puro al
propietario por osar recuperar su propiedad. Para eso tienes a los abogados de
oficio y a los asesores de Colau, riau riau, aunque no haya toros ni sea
Navarra.
Además, tendrás a tu favor a un sector de la clase política
al cual hay que estar muy agradecido. Son antisistema como tú pero a otro nivel
más guai. Es un nivel al que puedes aspirar en un momento dado, llegando a
promocionar hasta obtener una alcaldía e incluso una vicepresidencia. Bendita
partidocracia. Esa clase política es partidaria de la ocupación de las casas de
los demás, que no de las suyas, porque no son tontos. Por eso toman la
precaución de procurarse un sistema de alerta más efectivo, como son las dotaciones
de la Guardia Civil. Paradójicamente los rechazan de cara a la galería, pero les
proporcionan todos los recursos para que protejan sus casoplones, no sea que
los ocupe la extrema derecha. Son unos genios.
También tendrás a tu favor a un sector de la sociedad que se
viste de progresismo de pandereta, muy tolerante y comprensivo con tu causa,
eso sí, desde la distancia. Para justificar tus acciones, dirán que la mayoría
de las casas ocupadas son de los bancos, que los que ocupamos solo queremos
emprender y viajar a Ibiza como todo hijo de vecino, y que la libertad consiste
en no acatar según qué leyes, esto es, abogar por leyes a la carta. Pero no te
fíes de esos apoyos, que la opinión de la gente es muy voluble. Cuando les
ocupemos la casita del pueblo que heredaron del fascista de su abuelo, dejarán
de apoyarte esos traidores hideputas.
Pero en general puedes sentirte seguro, antisistema. El
sistema te protege, castigando a quienes lo respetan. Voy a ocupar la casa del
vecino. No tiene alarma y se ha ido a cuidar a su madre enferma a Villa
Sequillo del Bodorrio. La alarma la pondré yo, qué cojones, en Antisistema
Segur, y como ose entrar en “su mi casa”, se va a cagar. Que yo también tengo
derecho a tener segunda vivienda gratis, y él la obligación de contratar a una
cuidadora para su madre, influencer y maltratadora a ser posible, por fascista.
España es diferente.