El mecanismo del que dependen nuestras vidas funciona así:
El presidente autonómico del partido B, se demuestra incompetente
para gestionar una catástrofe inminente, pero no quiere pedir ayuda al partido
A, que está en el gobierno, por miedo a caer en el ridículo, o por simple
arrogancia.
El presidente del gobierno del partido A, con similar arrogancia,
y consciente de lo que se le viene encima al incompetente del partido B, decide
esperar a que éste pida ayuda, a sabiendas de que mientras más tarde en
pedirla, mayor será el desprestigio de su oponente político. Lo que obvia es,
la trágica repercusión que va a tener esa demora en la población civil.
Cuando la tragedia se materializa por la inacción criminal de los
sujetos A y B, grupúsculos de extrema derecha aprovechan para alentar revueltas
con fines exclusivamente políticos, si es que se puede llamar política a lo que
ejercen. A su vez, la extrema izquierda acomodada en el gobierno, aprovecha
para ventear su discurso postural antifascista y justificar su razón de ser,
limitándose a criticar, desde sus confortables despachos, la gestión de unos y
otros sin pringarse con una mínima partícula del barro en el que se ahoga el
pueblo al que dicen defender.
Todos ellos han sido votados por alguien, son los que nos da a
elegir este sistema partitocrático, un sistema consentido por dejación, por
ignorancia o por mero clientelismo, un mecanismo que nos destruye como
sociedad.
A la vista queda; el pueblo valenciano y otros pueblos
afectados, con el lodo al cuello, y sus muertos dispersos por las rieras. Entre
tanto, esta clase política nauseabunda, se sacude la responsabilidad que le
corresponde y sale por patas del escenario del crimen. Y entre medias de todo
este caos, los de las teorías conspiranóicas sembrando el miedo entre los
ignorantes. Seguid votando, malditos
bastardos.
martes, 5 de noviembre de 2024
EL MECANISMO DEL QUE DEPENDEN NUESTRAS VIDAS.
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